Las Competencias Comportamentales: la clave y relevancia para crecer.
A la hora de armar nuestro plan de carrera o delinear el futuro profesional, muchas veces el énfasis lo ponemos en el desarrollo de las habilidades técnicas: crecer y adquirir nuevas funciones puede tener que ver con asumir responsabilidades técnicas o lograr un mayor alcance operativo en el quehacer diario dentro de una determinada estructura de trabajo.
Sin dudas que en nuestro sector, el conocimiento técnico cobra especial relevancia: más considerando que la tecnología es un instrumento vivo, en continua conversión y cuya constante es el cambio.
Muchas veces, nos vemos enfrentados a roles o definición de cargos para los cuales, dentro de la organización no se encuentra a la persona “ajustada”. La gran mayoría de las veces, esto se debe a carencias que no pasan por las competencias técnicas, sino por otro tipo de competencias: las Comportamentales. Es que resulta sencillo decirlo, pero a la hora de adoptar cambios o mejoras en nuestros comportamientos, las cosas nunca son tan claras, nítidas y fáciles de lograr.
Para comprender mejor el porqué de esto, vayamos a una conceptualización sencilla de lo que significa “Competencia”.
Competencia: refiere a aquellas características individuales (motivación, valores, rasgos, etc.) que le permiten a una persona desempeñarse de buena forma en su puesto de trabajo, aún contando (o no) con el adecuado fit técnico.
Este concepto entonces, nos permite visualizar que existen elementos intrínsecos, inherentes a la personalidad y a la forma de ser del individuo que resultan clave para su crecimiento.
¿Por qué estamos acostumbrados a decir que no siempre es sencillo de lograr desarrollar tal o cual competencia?
Pensemos en otro concepto para entenderlo: la capacidad de las personas.
Capacidad: refiere a los atributos circunstanciales, cualidades o aptitudes, especialmente intelectuales, pero también emocionales que permiten el desarrollo de determinados aprendizajes y su posterior puesta en práctica.
Ya incorporando este concepto, podríamos decir que quien no reúne la Competencia de Trabajo en Equipo, podría asistir a un curso, mentoring u otro tipo de entrenamiento y si posee la predisposición y apertura, podría incorporar los conceptos y crecer profesionalmente. Pero nuevamente, nos encontramos con que no todas las personas que asisten a cursos de entrenamiento de habilidades, logran el óptimo desarrollo.
¿Será cuestión de habilidad? ¿Qué significa “tener la habilidad”?
Habilidad: refiere a la capacidad de una persona para incorporar lo aprendido, a su motus propio de comportamiento, de modo tal que se promuevan a partir de ese nuevo conocimiento, nuevos hábitos. Entonces ya con este nuevo concepto sobre el tapete, podemos entender un poco más que la clave para poder desarrollar competencias comportamentales, no está en un solo atributo. Por el contrario, refiere a un cúmulo de elementos entrelazados: las características individuales, la predisposición y apertura a incorporar el cambio y la capacidad intelectual de comprender nuevos conceptos comportamentales, que cobran sentido cuando existe la habilidad de incorporar ese nuevo concepto / comportamiento / conducta al modo de ser de la persona.
Es así que cada competencia comportamental, debería ser sincrónica con nuestra forma de ser, para que se pueda afianzar a la naturaleza comportamental, de manera adecuada. Esto indica por qué las “recetas” a nivel de comportamientos no logran el cometido de legitimar líderes, mientras que los líderes más legitimados son aquellos que genuinamente son admirados, valorados y seguidos por los equipos, muchas veces sin necesidad de pasar por un proceso de entrenamiento de comportamientos.
Fuente: https://www.endalia.com/news/2019/06/diferencias-competencias-capacidades-habilidades/